viernes, mayo 16, 2008

UN DIAMANTE TALLADO

Como no puedo de terminar bien las corridas por Internet a ver si mañana el tecnico me lo soluciona de una vez he dedicado el tiempo a navegar y me he pasado por Interaficion donde he encontrado este diamante tallado de altos quilates.

Le dedico el ejercico copista a todos los que entrar y para no parecer censor les doy paso diciendo sandeces, y expreso mi extrañeza con las opiniones que vierte en un foro un aficionado que me consta ha leido esto antes que un servidor, por loo que repito, no se entera que es posible por falta de formacion, o no se quiere enterar que es mas grave.

Ahi va el tesoro:
"Revisando mi correo me encontré con esta nota, extensa como suele hacerlas Claudio Sillero, que había leído muy a la ligera en su momento pero que al releerla con atención no pude resistir la tentación de entablar un diálogo epistolar con él, a falta de una conversación en vivo saboreando una copa de vino, como habría sido mi deseo. Mis comentarios, “a toro pasado”, van en rojo.


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De: Interaficion@yahoogroups.com [mailto:Interaficion@yahoogroups.com] En nombre de Claudio Sillero
Enviado el: martes, 29 de abril de 2008 20:20
Para: Interaficion@yahoogroups.com
Asunto: [Interaficion] Utopía

Lo que sigue, lo escribí el domingo, como es mi costumbre, y no lo envié porque no lo había revisado y como era tarde decidí dejarlo para el día siguiente. Hoy, al ver el mensaje de Marco (Marco, Marco, Marco –¡apréndetelo corrector!-) Coscia lo he recordado y como quien lo envía, aprovecharé para ser uno de los primeros en felicitar a Fernando, con la esperanza de que, por poco posible que sea, su anhelo se cumpla.

Encuentro muchas coincidencias con lo que Jeff dice en el mensaje Nº 488 del 23 de abril http://es.groups.yahoo.com/group/Interaficion/message/488y, claro está, algunas discrepancias.

Lo mejor será analizarlo desde mi propio punto de vista (aunque por lo largo que será, seguramente solo lo leerán dos o tres)

En primer lugar, a mi amigo Fernando Marcet (atención: si aparece un Marcel por Marcet nadie se alarme. Será porque mi jodido corrector lo ha decidido así y yo no lo he revisado tres veces) decirle que nada me gustaría más que ver su tesis pasar del papel a la acción, porque son muchos años de verlo defender lo mismo en todas las peñas en las que hemos coincidido y en muchas listas y columnas escritas el los periódicos. Eso, aunque él bien sabe que tengo discrepancias con ella.

No hay que perder de vista, en mi opinión, que lo que estamos tratando de evitar es que se masacre al toro en varas. Pero tampoco hay que perder de vista la opinión de los que viven de esto (y en particular de los picadores) (dos picadores, Pedro Cárdenas y Santiago Yaco Reyes, respondieron a una pregunta mía que: “debería picarse sólo con la pirámide pero se hace hasta la cruceta”) y del respetable que es el que financia el espectáculo (el respetable esta acostumbrado a ver picar hasta la cruceta desde el día que nació, no conoce otra cosa) (no los aficionados que cabemos en un autobús) y al que obedecen, como es normal, quienes viven de él.

Al respetable, no solo le importa un comino la suerte de varas —de la que desconoce las razones de ser— sino que además le desagrada profundamente. A mi también. A mi también... tal como se hace actualmente, con el inmisericorde y eterno unipuyazo, tapándole la salida, barrenando y haciendo el metisaca que no es otra cosa que varios puyazos en uno y la forma de saber cuantos se dan en cada reunión es contando las veces que el picador levanta el codo; yo he contado hasta 22. ¡Una verdadera máquina de coser!

Porque no veo picar muchos toros sino más bien destrozarlos debajo del acorazado, en el menor tiempo posible. ¡Nada más cierto! Y eso sucede no solamente por la orden del matador de turno a su varilarguero: “Mátalo” (aunque de su boca lo que salga sea un “¡Vale! ¡Valeeeeeeeee!” y el gesto con el brazo levantado parezca estar indicándole a su subalterno que saque ya la vara). Tampoco es solo por la sumisión del picador (que hay subalternos que no respetan su sitio) a matárselo —¡vaya a ser que eso era lo que quería mi matador y yo me perdí en el lenguaje de los símbolos!—. Es más fuerte que esos dos factores, el hecho de que el respetable chilla fuerte, en muchas plazas, a la salida de los picadores y en otras monta el mitín apenas la puya entra en las carnes del toro, y como el trabajo del picador es ahormarle la cabeza al toro, lo hace lo más rápidamente posible, desde su acorazado, echándose sobre el palo y acribillando a mete y saca al prácticamente indefenso animal. Hace su trabajo de verdugo a sueldo en el menor tiempo posible y todos contentos (menos los del autobús, claro). Después, se pierde por la puerta de caballos y cuando vuelve al callejón, se confunde con los demás picadores. Además, ya la atención está puesta en otro sitio. Todo esto es cierto.

Dentro del mismo propósito “evitar que masacren al toro en el peto” soy lo suficiente viejo, sin ser tan acucioso como Fernando, para recordar que esa fue la razón de ser de la cruceta frente a la arandela. Así es y ese fue el argumento de los tramposos quienes querían -y consiguieron- mantener el fraude nacido con el reglamento de 1917 cuando, por más viejos que seamos, Claudio ni yo habíamos nacido. La arandela no era tope suficiente ¡entraba detrás de la pirámide y de las cuerdas! Cierto. Ese era el leitmotiv del cambio, no otro. Si leitmotiv significa lo que me imagino, si, así fue pero propagado por los que viven del toro en contra de la fiesta y los aficionados, Claudio y yo incluidos, que nos dejamos convencer con ese argumento sin parar mentes para analizar el verdadero problema de la suerte de varas.

Aquí habría que hacer un paréntesis y leer lo que se publicó en el estudio “Lesiones producidas por la suerte de varas”, por Julio Fernández Sanz y Juan Villalón González Camino del Departamento de Investigación Veterinaria de la UCTL” cuya copia no sé donde tengo archivada pero que he encontrado reproducido en:

http://torear.blogspot.com/2007/11/lesiones-producidas-por-la-suerte-de.html

Causó revuelo su publicación por lo que revelaba y además de dar datos escalofriantes sobre lo que produjo la suerte de varas en 90 ejemplares lidiados en 13 corridas de toros y una novillada picada de la Feria de San Isidro 1998, puso en duda la validez de la suerte para descongestionar al toro

“Tradicionalmente se decía que otro de los fines era descongestionar al animal pues como consecuencia del estrés de la lidia se produce congestión, pero conociendo que el volumen de sangre normal que se pierde como consecuencia de la suerte oscila entre 1,5 y 2,5 litros, es decir menor al 10% del volumen total de sangre circulante, este fin queda en entredicho”. Ese argumento que la pica tiene como propósito descongestionar al toro me pareció siempre tan descabellado que en un artículo escribí, con sorna, que con ese criterio habría que romperle una ceja a cada boxeador que sube al ring para que facilitar su labor y rendimiento. Si el toro pudiera hablar estoy seguro que pediría que no lo “descongestionen”.

Y dejó, desde luego, perfectamente claro como se destrozaba al toro desde el caballo.

Me iré a una estupenda conferencia que si encontré y que dio Joël Bartolotti (Periodista Taurino y Notario francés) en el III Congreso Mundial Taurino de Veterinaria, llevado a cabo en Arles entre el 23 y el 25 de noviembre del 2000.

De ella extraigo un párrafo que resume las consecuencias de la suerte de varas como se practica hoy (los subrayados son míos):

Ustedes habrán oído hablar como yo del estudio abrumador hecho por la U.C.T.L. y que comprende noventa toros lidiados en Madrid durante San Isidro de mil novecientos noventa y ocho. He aquí las cifras oficiales de dicho estudio.

De noventa toros examinados por los veterinarios y de doscientos setenta y seis puyazos, solamente trece (13), o sea el cuatro coma setenta y uno por ciento (4,71 %) se han dado en la zona adecuada (terminación del morrillo) y ninguno cero por ciento (0%) en el mismo morrillo. Todos los demás puyazos fueron o traseros o caídos lo que forzosamente los vuelve más mortíferos. Han contribuido entonces a destrozar demasiados toros y para algunos sólo les faltaba eso. Esto es importantísimo. Los puyazos fuera del morrillo son terriblemente dañinos y antirreglamentarios... aunque en ningún reglamento actual se señale la obligatoriedad de picar en el morrillo y que sí se estipulaba en los de otras épocas, como el de el de Madrid de 1880 donde se lee: “Picarán en orden riguroso y en el sitio que el arte exige, esto es, en el morrillo”. El sitio donde debe picarse a los toros es el morrillo, no hacerlo así el picador debería pasible de sanción de parte de la autoridad de la plaza.

Luego la media de la suma de las trayectorias para cada animal es de sesenta y un centímetros coma noventa y uno (61,91). La media de la profundidad de cada puyazo es de veintiuno coma sesenta centímetros (21,60) con a veces heridas de hasta treinta centímetros (30). Para cada toro la duración media del castigo, incluyendo todos los puyazos, ha sido de treinta coma ochenta y cuatro segundos (30,84). Y no les diré nada más sobre las cariocas, barrenadas y mete y saca. En los noventa el toro Peleón de Guardiola fue indultado pero murió dos días después a causa de los puyazos cuya profundidad medida con cinta métrica metálica (yo ví las fotos) alcanzaban 40 centímetros.

Dos profesores de la Facultad de Veterinaria de Córdoba confirman más o menos estas cifras alarmantes.

De los doscientos setenta (270) toros estudiados, sólo el siete por ciento (7 %) de las picas son correctas. Y por fin ya que estamos en Arlés, sede de este Congreso, añadiré que, de manera más modesta, la comisión taurina local llevó a cabo estudios post mortem similares sobre unos cuantos toros, con la ayuda de un veterinario y de un carnicero. Los resultados y las conclusiones son idénticas. También se ha puesto de manifiesto la existencia de importantes hemorragias internas así como daños en órganos vitales.

Más que una nueva reforma del tercio de varas, que sin duda, no sería más eficaz que las precedentes, sería útil sobre todo reformar la mentalidad de los diestros actuales y de sus picadores muy poco progresistas en este tema.

Habrá de revalorizar el papel del picador y quizás hacer que sea de nuevo independiente del matador, como en los antiguos tiempos. Si así fuera, los matadores tendrían un argumento más para justificar su mal desempeño.

Sea lo que fuere, el toro fuerte y con casta seguirá siéndolo pese a un castigo excesivo debido a las picas.

De acuerdo a este propósito, de una corrida de oportunidad de Tulio Vázquez, que presencié en Madrid durante la era Chopera, es la que los toros recibieron un total de cuarenta y dos tremendas picas con siete caídas de los caballos y no doblaron nunca las piernas.

Los que quieran leer el texto completo (y otros también muy buenos del mencionado congreso) avísenme y veré como colgar de la página de la lista un pdf con el material completo; es decir con todas las conferencias del Congreso. Ese tipo de lectura es muy provechoso para cualquier aficionado, entre los que me cuento. Quien encuentra algún artículo que considere interesante y esclarecedor, lo será también para el resto de aficionados y debe “colgarlo” en esta lista, para quien quiera dedicarle unos minutos a alimentar su afición. No importa los pocos que sean. Vale la pena.

Yo también he gozado, Jeff, al “ver a una toro llegar al peto y empujar al caballo, haciéndole ceder veinte metros de terreno, a pesar de la puya que lleva clavada, es un espectáculo maravilloso, que puede poner al público en pie” y no de vez en cuando sino todas las temporadas y en algún toro por lo menos de cada corrida. Yo también me emociono cuando veo un toro así de bravo pero... no estoy de acuerdo que la pelea la realice contra en caballo blindado con un peto descomunal en donde se “rompe” metiendo los riñones, sino con el picador, cosa que jamás hemos visto pero que deberíamos vérlo intentar hacer al picador. Con riesgo de aburrir a quien lea esta nota, trataré de explicarme mejor: Lo ideal, la utopía, como titula Claudio esta nota, es ver al picador “tirar el palo con arte, detener con firmeza, doblarse sobre la vara, vaciar por la izquierda y salir del encuentro airoso”. Detener al toro con la vara (por eso también se le llama “de detener”) sin dejarlo llegar al caballo por varios segundos, el toro empujando con bravura y el picador aguantando aunque su cabalgadura se vea obligada a retroceder. Ojo digo “retroceder” porque la pica debe hacerse dando el pecho del caballo y no el costado tal como es frecuente verlo hacer en la plaza y como lo señalan como lícito páginas Webs como http://www.hoy.com.ec/especial/lidia/lidia09.htm , http://www.eltoro.org/boletin/02/b0205.htm , http://www.elmundo.es/Toros/Artetoreo/4.Suertevaras/picador.html que constituyen un atentado contra la fiesta brava porque desinforman al aficionado poco enterado haciéndole daño inconmensurable a la fiesta. En Acho. Y es fácil de explicar por qué: el aficionado de Acho entiende de toros, al aficionado de Acho le gusta la suerte de varas (excepto los días de llenazo, como el de los gatos de Ponce y el escapulario apócrifo, en el que el número de turistas era varias veces el de los habitués -digo habitués, no entendidos que son los que entran en el autobús-). Pero hay una razón preponderante y la acabo de descubrir releyendo eso de “y quizás hacer que sea de nuevo independiente del matador, como en los antiguos tiempos.. Los toreros vienen a Lima con un peón de confianza y un picador, el resto de la cuadrilla lo pone la empresa y lo reparte entre los matadores y las corridas. No dudo que hayan matadores que “piden” a uno u otro, pero es cierto que los segundos picadores no van en la cuadrilla de ese matador ni depende su sustento principal del estado de humor del maestro. Tal cosa no es cierta, los picadores no hacen sino lo que les manda el matador al servicio del cual están Si a eso agregamos que los picadores que pican bien dan el cuarto de vuelta que los separa de la puerta de cuadrillas entre ovaciones… ya sabremos por qué, con frecuencia, vemos estupendos tercios de varas en Acho: los picadores locales son prácticamente independientes (no opino igual) y se les premia de la mejor manera que se puede premiar a un torero: con una ovación (a algunos de los españoles les he visto la mandíbula descolgada con una ovación que en ningún caso esperaban).

Pero picar bien no es solo picar en “la terminación del morrillo”, (picar bien es picar “en el morrillo” no en su “terminación” que es la cruz –donde se da la estocada- al puyazo allí se le llama trasero y es tan censurable como el bajonazo en la estocada) condición sine qua non en la suerte de varas a menos que sean picadores a la antigua de esos que decían que se podían corregir defectos picando aquí o allá (no puedo dar fe de ello, cuando lo vi hacer era muy joven y probablemente ni lo entendí ni desde luego pude calibrar las consecuencias). Tiene que ver con la colocación del picador, tiene que ver con darle los pechos del caballo al toro al citar, tiene que ver con dar pasito alante pasito atrás para citarlo –ambas cosas son importantes- (y no esos paseos porque el picador debe saber colocar a su caballo donde el toro va a embestir -claro que también debería ser “obligación del toro” embestir tan pronto tenga al caballo a una distancia razonable-). Tiene que ver con “echarle el palo” a tiempo y traerse al caballo al toro, (exactamente al revés: debe tratar que el toro no alcance al caballo) ya con la vara puesta (que eso, además de difícil es verdaderamente un arte). Tiene que ver no taparle la salida, ni barrenar, ni sajar, ni sacar la vara, ni abrir un nuevo boquete ni siquiera si se ha marrado el puyazo –nada de esto sería posible si los de a pie acudieran a sacar al caballo tan pronto como alcanza al caballo, que es lo que debería hacerse y no se hace- (en cuyo caso hay que darle salida al toro y volverlo a poner en suerte para volverlo a intentar todo de nuevo). Y cuando el toro deshaga la reunión (la “reunión” es con la pica, no con el caballo, como muchos creen) deberá volver a situarse la res en suerte y el picador volver a citar y a picar.

El picador debe sostener y aguantar la embestida del toro (el picador debería aguantar la embestida del toro –por lo menos intentarlo- antes que llegue al caballo, luego de esto, el picador no aguanta nada, lo que hace es aprovechar la fuerza de empuje del burel, mientras se rompe luchando contra el peto, para meterle y sacarle la puya tantas veces se le antoje, si estuviera “aguantando” no podría darse el lujo de sacar y volver a meter la puya) pero cuando este deje de empujar, deberá, sin sacar la puya, dejar de empujar la vara —solo sostenerla en lo que se daba en llamar “para defender al caballo”— (eso era antes ahora al que hay que defender es al toro) y mucho menos zaherir al toro en el mismo boquete o en uno nuevo para que responda al dolor embistiendo. Y allí, sosteniendo al toro sin empujar más que lo imprescindible, si es un virtuoso (como lo era Miguel Mikulak) deslizar la mano hasta el morrillo, arrancar la divisa (¡que eso es adornarse!) y llevársela encima del muslo derecho. Esta claro que Claudio tiene una idea muy distinta a la mía de lo que es el tercio de varas. Lo que él ve como adorno y elegante yo lo veo con desagrado por falso y teatral, como el torear mirando al público o hacer un desplante a una legua del toro, cosas que, desgraciadamente, encantan a las galerías que aplauden fervorosamente. Y si la ovación es muy grande, saludar con ella en la mano —que es un premio arrancado al toro al fin y al cabo— (premio ¿a qué? por Dios, ¿qué merito tiene el arrancarle una divisa al toro parado, agotado y quebrado después de tratar de romanear – mejor dicho derribar- una muralla y con un boquete que sólo por casualidad está en el morrillo y por donde puede entrar un puño cerrado) cuando se haya entregado el palo a un monosabio. Si se fijan ustedes, para poder deslizar la mano por la vara, tiene que ser que el toro está detenido y es evidente el picador no está empujando. No es ficción. Ojala fuera. Lo hemos visto muchas veces. Si, demasiadas veces para mi gusto.

Picando así, con un caballo que no sea un percherón gigantesco, con un peto —como dice Jeff— como los de Bonijol o los de Philippe Heyral (cuyo padre se dice que inventó el peto actual que él llamó caparaçon en 1920) el toro puede llevarse al caballo desde las rayas hasta la barrera, en diagonal (con la plaza de pié ovacionando a ambos: toro y picador) (al toro sí, porque no obstante la puya, con encordelado incluido, empuja al caballo y, de paso, al picador que va montado sobre él haciéndole daño pero ¿al picador? ¿por qué? si es que no pudo detener siquiera dos segundos al toro antes de dejar coger su caballo, vamos, ni siquiera lo intentó) y el toro no recibir ninguna herida desgraciada (lo dicen claro los veterinarios en el estudio) (eso habría que preguntárselo a los toros indultados que han muerto a consecuencia de los puyazos recibidos, eso también consta en los partes veterinarios) como consecuencia, probablemente ¡quedar picado y bien picado!. Con la vara actual, con su pirámide y sus cuerdas (que es tope, no puya; así lo dicen todos los reglamentos del mundo). Y si se quiere lucir su bravura pues adelante: uno dos o tres puyazos más cambiando la vara de picar por la de tientas o simplemente señalando con el regatón (que es el lado opuesto de la vara). Con un puyazo de los ahora el toro está “listo”, destruído.

Sin embargo esto es una utopía. Porque para ello hay que reducirle volumen y peso al toro (aunque para allá vamos) al mismo tiempo que al caballo. Recordemos que en los sesenta se picaba a un toro 100 o 150 kilos menos pesado, con un caballo normal, y aunque se metía la arandela (que era por cierto fácil de meter) no se quebrantaban los toros como los de hoy. Hay que conseguir caballistas que sepan picar: es decir que manejen al caballo tan bien con la izquierda como la vara con la derecha. Y, además, conseguir que el respetable vaya entrando por el aro y entendiendo que la suerte de varas, además de útil es hermosa (cosa muchísimo más fácil en plazas como la de Acho donde buena parte de esto es lo normal).

Pero es una utopía porque además de todo no lo dejarán hacer los toreros (particularmente los subalternos). Cuando murió Montoliú de una cogida en la feria de Sevilla en mayo del 92, se acababa de estrenar el “reglamento Corcuera” que exigía un caballo no podía pesar “menos de 500 kg. ni más de 650 kg”. Los acorazados, me dicen que pesan unos mil. Los subalternos totalmente en contra, hicieron incluso un conato de huelga de los subalternos (que he encontrado en el archivo de El País) y se suspendieron dos corridas. Todo esto es cierto, la cogida de Montoliú fue fatal para él y la suerte de varas.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/SEVILLA/SEVILLA_/MUNICIPIO/MADRID_/MUNICIPIO/FERIA_DE_ABRIL/Suspendidas/corridas/Sevilla/Madrid/elpepicul/19920503elpepicul_4/Tes/

Para picar a un toro de 550 a 600 kg. o más con un caballo de su mismo peso, se necesita de un varilarguero que sepa detener al toro y defender a la cabalgadura con la fortaleza de su brazo además de saber montar muy muy bien. ¡Bravo! Aquí Claudio dice exactamente lo contrario a lo expresado líneas y estoy totalmente de acuerdo con él. Y de esos había pocos en el 92 y seguramente hay menos ahora. El resultado de un tercio de varas con picadores sin capacidad profesional y además asustados por lo desprotegidos hubiera llevado a que los toros se quedaran sin picar haciendo que en banderillas se diese un mitín y que los matadores tampoco pudieran con un toro entero y levantado. Eran muchos los interesados en volver al caballo percherón y el pobre de Montoliú les dio una mano porque en su velatorio, muchos subalternos culparon agriamente, ante las cámaras de tv, a Corcuera de su muerte y de las que vendrían. Y allí acabó el episodio: nadie volvió a hablar del asunto y los percherones volvieron a los ruedos.

Así que será difícil que se vuelva a plantear y a aceptar. Una utopía, vamos. (Y esa realidad, querido Fernando, es más evidente que cualquiera de tus encuestas). No es cuestión de encuestas, estimado Claudio, sino de mostrar al aficionado que, como tú bien dices, la suerte de varas puede ser algo hermoso como se pudo ver en la corrida concurso de Zaragoza (cuyos videos hemos podido apreciar en You Tube). Hay que tener en consideración que el fraude de picar metiendo las cuerdas nace con el reglamento de 1917 y no existe persona viva que haya visto picar de otra manera que no sea hasta la arandela hasta 1962 y de allí a la fecha hasta la cruceta.

Y con el percheron, aún con la cruceta detrás de la pirámide, se estrellará el toro contra el acorazado y encontrarán la forma de masacrarlo igual. Hay que luchar para eliminar el percherón como para que la pica se haga con puyazos breves y quites rápidos.

Y lo dejo aquí, recordándole a Fernando que Yaco II a sus 20 escasos años está dando cátedra ya en dos temporadas seguidas y que por ahí es por donde creo yo que podría venir la recuperación de la suerte. Con más chicos que se subieran al caballo de picar a los tres años, rodeados de picadores viejos (entre ellos su padre) y que sueñen con salir entre ovaciones del ruedo. Pero esa es otra utopía.

Y recordándole el toro Ilusión, de Juan Bernardo Caicedo del que ha hablado él, el 23 de abril en el mensaje 489

http://es.groups.yahoo.com/group/Interaficion/message/489

y hablé yo el 10 de Marzo, 2008 en el mensaje 347

(http://es.groups.yahoo.com/group/Interaficion/message/347).

Ese toro que no pudo haber sido picado peor ni más trasero (y que además saliendo del caballo se dio una vuelta de campana de la que creímos que no se recuperaría), tuvo pronto un segundo aire y Manzanares, después de torearlo sobre las piernas y ponerlo en vereda, le hizo una faena estupenda por los dos lados. Pudiéndole. Lidiandolo. Sometiéndolo como había que someterlo y sacándole unas cuantas series muy buenas. O sea lo que dice Bartolotti: Sea lo que fuere, el toro fuerte y con casta seguirá siéndolo pese a un castigo excesivo debido a las picas. Ese toro se llamó Ilusión de Bernardo Caicedo.

Lo otro es tomar el poder en algunas plazas (no se si recordarás, Fernando, que en una peñita de los ·”Desde el tendido” yo propuse dar un golpe de estado y hacernos con la presidencia para desde allí poner orden en la nuestra).

Y quise también organizar el golpe con una campaña de El Comercio desde muchos meses antes (que no se dio y por lo tanto fracasó lo principal que era crear conciencia de cómo se debe picar a la mayoría del público que no tiene ni idea pero lee el periódico los lunes), la ayuda de Raúl Elías (QEPD), que estaba de acuerdo y que era entonces director de cambio de suertes y por lo tanto hombre clave en el palco. También instrucciones claras explicadas de viva voz y por escrito, para matadores, apoderados y subalternos desde su llegada a Lima para que entendieran que aquí había que picar bien, unas reuniones con los picadores nacionales, simplemente para ponerlos en sintonía y pedirles dar el ejemplo de lo que ellos con frecuencia practican y finalmente panfletos a repartir cada tarde antes de la corrida a la entrada de la plaza (cuyo financiamiento tenía apalabrado con los publicistas de una cerveza que ya sabes cual era). Lo de los caballos no hubiera sido difícil de arreglar con César Caro.

Pero eso es otra historia, muy local por cierto, y esto ya está más largo que de costumbre (aunque parte se lo hayan llevado las citas).

Mis saludos a los sufridos que hayan tenido la paciencia de leerme y mi comprensión para los que no la tengan (que no se enterarán porque no habrán llegado hasta aquí). Yo he llegado hasta el final con todo el interés y respeto que tus opiniones me merecen.

Claudio

Fernando Marcet

Nota: amenazo con hacer comentarios a la corrida concurso de Zaragoza. A lo mejor me sale largo también J".

Solo una acotacion añadiendo al tesoro una simple reforma del peto simple por su realizacion, pero dificil de imponer por lo que implica el toro podria mantener peleas largas en el caballo y derribar por lo menos tres veces, sin que se resintiera para nada la integridad fisica del caballo y mucho menos la del toro al que solo hay que ahormarle. Las costaladas de los picadores son otra cosa, pero hasta la total degneracion del peto, osea cuando todavia metian la arandela y el palo en los 60 que los vivi, tambien se llevaban un monton de ellas. Salir al ruedo de luces es asumir riesgo, si no se quiere asumirpues ni picar, ni banderillear ni torear, a jugar al billar.

Despues de leer esto superargumentado no entiendo como se pretenda ni siquiera justificar lo que se hizo en Zaragoza, y las actas 1 y 2 del II Encuentro, la 3 con ganas de leer mas de lo que en realidad dice todavia tiene un pase, aunque ira al saco del olvido por los los mismos organizadores.

GRACIAS MAESTRO.

2 comentarios:

EL CABALLERO NEGRO dijo...

A un conocido, ¿a ti que te importa?. Ademas que tiene que ver con el contenido del post o del blog, comentarios estupidos de este tipo aqui no se publicaran jamas, busca algun sitio que te hagan caso.

EL CABALLERO NEGRO dijo...

Al mismo conocido, tu te lo dices todo y a mi me importa un bledo, es la ultima vez que pierdo el tiempo en contestar burradas. Y de entrar aqui ni lo sueñes, faltaria mas que aguantar subnormales mongoloides.